El viernes pasado, un ataque devastador sacudió la gran sala de conciertos Crocus City Hall en la provincia de Moscú, dejando una estela de caos y tragedia a su paso. Sin embargo, la acción rápida de las fuerzas de seguridad rusas ha llevado a la detención de 11 individuos, incluidos los cuatro terroristas directamente implicados en el atentado.
Según informes del Kremlin, el director del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), Alexánder Bórtnikov, ha proporcionado detalles sobre la operación al presidente Vladímir Putin. Actualmente, se están llevando a cabo esfuerzos adicionales para identificar y capturar a los cómplices que pudieran estar vinculados con el acto terrorista.
El Comité de Investigaciones de Rusia ha revelado que los atacantes fueron aprehendidos en la provincia de Briansk, en proximidades de la frontera con Ucrania. En la inspección preliminar de la sala de conciertos, se descubrieron armas automáticas y se incautaron. Además, se determinó que los perpetradores emplearon un líquido inflamable para provocar incendios dentro de las instalaciones, donde se encontraban tanto espectadores como heridos.
El modus operandi de los terroristas fue descrito como altamente coordinado y letal: irrumpieron en el recinto con vestimenta de camuflaje y armas de fuego, desatando el caos con disparos tanto en el auditorio como en el vestíbulo, donde se congregaba una multitud de asistentes. El incendio provocado por ellos propagó el pánico y la destrucción en el lugar.
Si bien las cifras oficiales aún están en proceso de confirmación, se estima que el ataque ha cobrado la vida de más de 90 personas, con la posibilidad de que este número aumente a medida que se lleven a cabo las labores de rescate y se identifiquen a todas las víctimas.
El Comité de Investigaciones de Rusia ha iniciado una causa penal sobre este ataque terrorista, demostrando el compromiso del país en llevar a los responsables ante la justicia y en garantizar la seguridad de sus ciudadanos.

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