El presidente Donald Trump ha iniciado una nueva etapa de tensiones comerciales al imponer aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, y del 10% a las de China. Estas medidas, justificadas bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, buscan abordar problemas como la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, incluyendo el fentanilo. Sin embargo, han generado rápidas represalias por parte de los países afectados.
Canadá respondió con aranceles equivalentes del 25% sobre productos estadounidenses valorados en $155 mil millones, mientras que México convocó a su gabinete para preparar medidas en respuesta. Por su parte, China impuso aranceles de hasta el 15% a productos agrícolas estadounidenses y restricciones comerciales adicionales.
Economistas advierten que estas políticas podrían tener graves consecuencias económicas. Según la Fundación Tributaria, los nuevos aranceles podrían reducir el PIB de EE. UU. en un 0.4% y aumentar los costos para los hogares estadounidenses en más de $1,000 anuales. Además, sectores clave como el automotriz podrían enfrentar incrementos significativos en los precios debido a estas tarifas.
Mientras tanto, líderes como Justin Trudeau calificaron las acciones de Trump como divisivas y perjudiciales para las relaciones históricas entre Canadá y EE. UU., advirtiendo sobre el impacto en los consumidores estadounidenses. En México, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó las acusaciones de vínculos con el crimen organizado y propuso un diálogo conjunto para abordar la crisis del fentanilo.
Con más medidas arancelarias previstas para los próximos días, incluyendo un plan para gravar acero y aluminio al 25%, la incertidumbre económica sigue creciendo tanto dentro como fuera de Estados Unidos.

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