México no es Europa: La diplomacia mexicana frente a Estados Unidos



México ha logrado imponer una estrategia diplomática que, aunque compleja, ha mostrado señales de funcionar en su relación con Estados Unidos. A diferencia de Europa, que ahora enfrenta tensiones comerciales y debates sobre aranceles, México ya ha trabajado en resolver estos problemas desde hace tiempo.



Cuando Donald Trump llegó a la presidencia, México comenzó a abordar el tema arancelario de inmediato, mientras que Europa apenas comienza a plantearse cómo reaccionar. México incluso podría servir como un modelo para Europa en este sentido. Por ejemplo, una solución podría ser permitir la venta de coches estadounidenses en Europa (no solo los fabricados por Ford en Valencia, sino vehículos directamente importados de Estados Unidos), lo que ayudaría a equilibrar la balanza comercial.



México ha demostrado una postura firme y soberana frente a Estados Unidos, combinando diálogo con medidas contundentes. Por un lado, ha tendido la mano para negociar, pero también ha dejado claro que está dispuesto a implementar contramedidas si es necesario. Esto ha llevado a Donald Trump a reconocer que México no es un rival débil, sino un socio estratégico con el que se puede trabajar.



Trump ha logrado algunos de sus objetivos, como avanzar en temas como el fentanilo y la inmigración, pero ha evitado una guerra comercial abierta que habría sido perjudicial para ambos países. Este enfoque ha sido clave para mantener una relación funcional, algo que Europa parece no entender del todo. Desde la perspectiva europea, a menudo se subestima a México, considerándolo un país pequeño o menos relevante. Sin embargo, México es un actor fundamental para Estados Unidos, incluso más que Canadá en muchos aspectos.



La clave del éxito en esta relación ha sido el respeto mutuo, la soberanía y el reconocimiento de que ambos países se necesitan. Un ejemplo claro de esto fue el papel de Claudia Sheinbaum, quien logró un primer acuerdo importante con Trump. Posteriormente, Justin Trudeau de Canadá siguió el camino ya trazado, y ahora Europa busca aprovechar esta misma estrategia.



Sheinbaum destacó la importancia de una diplomacia firme pero constructiva. En sus propias palabras, durante las negociaciones con Trump, se acordó una pausa en los aranceles por un mes, con la confianza de que en ese tiempo se alcanzarían resultados positivos para ambos países. Incluso hubo espacio para bromas durante las conversaciones, lo que refleja un ambiente de cooperación y voluntad de resolver los problemas.



México ha demostrado que está dispuesto a trabajar para no empeorar su situación económica, pero también para evitar daños colaterales a Estados Unidos. Esta sintonía inicial entre ambos países ha sentado las bases para una relación más sólida y respetuosa, algo que Europa podría aprender al enfrentar sus propios desafíos comerciales con Estados Unidos.



En resumen, México ha ganado el primer round en esta compleja partida diplomática, mostrando que una combinación de firmeza, diálogo y pragmatismo puede llevar a acuerdos beneficiosos para ambas partes.

































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