Donald Trump y Elon Musk han sido objeto de críticas tras hacer afirmaciones infundadas sobre la Seguridad Social, sugiriendo que millones de personas fallecidas están recibiendo pagos. Esta narrativa parece ser parte de un esfuerzo para justificar recortes significativos en programas federales costosos, como la Seguridad Social y Medicaid, con el fin de financiar recortes fiscales para los hogares más ricos de Estados Unidos.
A pesar de haber prometido en su campaña que no tocaría la Seguridad Social, Trump, junto a Musk y sus aliados, está tratando de legitimar recortes a estos programas, buscando un ahorro de más de un billón de dólares. En una reciente aparición en Jesse Watters Primetime de Fox News, el nuevo Secretario de Comercio, Howard Lutnick, elogió el trabajo del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental de Musk, afirmando que se eliminarán "un billón de dólares en desperdicio, fraude y abuso".
Lutnick argumentó que, dado que el gasto en programas de asistencia supera los 4 billones de dólares, es necesario revisar estos gastos. "La Seguridad Social está mal, Medicare y Medicaid están mal, así que él va a recortar un billón", dijo Lutnick, sugiriendo que esto ayudaría a equilibrar el presupuesto bajo la administración de Trump.
En una entrevista con Sean Hannity, Trump reiteró que "la Seguridad Social no se tocará, excepto en casos de fraude". Sin embargo, en un discurso en Mar-a-Lago, Trump volvió a hacer eco de las afirmaciones de Musk sobre personas de cientos de años recibiendo beneficios de la Seguridad Social, describiendo la situación como "muy corrupta".
Musk, por su parte, ha expresado en redes sociales que el hecho de que "decenas de millones de personas estén marcadas como 'VIVAS' en la Seguridad Social cuando definitivamente están muertas es un GRAN problema". Sin embargo, los administradores de la Seguridad Social han indicado que menos del 1% de los beneficios se distribuyen incorrectamente.
A medida que la administración de Trump y Musk continúan con sus afirmaciones, la comunidad se mantiene alerta ante las posibles repercusiones de estos recortes en programas vitales para millones de estadounidenses. La situación resalta la necesidad de un debate más profundo sobre la sostenibilidad de estos programas y la responsabilidad fiscal del gobierno.
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