Los mercados financieros sufrieron fuertes caídas tras la implementación de los nuevos aranceles del presidente Donald Trump contra Canadá, México y China. Estas medidas incluyen un 25% de tarifas a las importaciones de Canadá y México, así como el aumento del 10% al 20% en los aranceles sobre bienes chinos.
El impacto fue inmediato: el índice S&P 500 registró su mayor pérdida diaria del año, cayendo un 1.8%, mientras que el Dow Jones bajó un 1.5% y el Nasdaq perdió un 2.6%, acercándose a territorio de corrección. En Europa, el Stoxx 600 retrocedió un 1.6%, con pérdidas significativas en los mercados de Alemania, Italia y España. Japón también sintió el efecto, con una caída del 1.2% en el Nikkei.
La incertidumbre económica se intensificó luego de que Canadá anunciara represalias con aranceles del 25% sobre $155 mil millones en productos estadounidenses, mientras que México y China también prometieron medidas similares. China impuso tarifas de hasta el 15% sobre productos agrícolas como pollo, trigo y algodón, además de restricciones comerciales adicionales.
Economistas advierten que estas políticas podrían tener consecuencias graves para los consumidores estadounidenses. Según el Instituto Peterson, las nuevas tarifas costarán aproximadamente $1,200 anuales por hogar en Estados Unidos, representando uno de los mayores aumentos fiscales en décadas. Además, Capital Economics señaló que estas medidas podrían empujar la inflación hacia el 3% en la segunda mitad de 2025, superando ampliamente la meta del 2% establecida por la Reserva Federal.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, defendió las acciones de Trump en una entrevista televisiva, argumentando que están diseñadas para "reequilibrar la economía" y priorizar a las pequeñas empresas y consumidores estadounidenses. Sin embargo, evitó responder directamente si estas tarifas contribuirán a agravar la inflación ya existente desde la pandemia de COVID-19.
Mientras tanto, datos recientes del Instituto de Gestión de Suministros (ISM) mostraron una desaceleración en el sector manufacturero estadounidense, con caídas significativas en nuevos pedidos y empleo, lo que refleja las crecientes preocupaciones empresariales ante los aranceles. La volatilidad parece destinada a continuar mientras persista esta política comercial agresiva.
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