El presidente Donald Trump ha encendido la mecha de una nueva controversia al poner en el ojo del huracán a la prestigiosa Universidad de Harvard y a sus estudiantes internacionales. En un mensaje contundente, el presidente manifestó su deseo de saber exactamente quiénes son estos alumnos de otros países y, más importante, por qué sus naciones de origen no están contribuyendo económicamente a su educación.
"¿Por qué Harvard no dice que casi el 31% de sus estudiantes son de TIERRAS EXTRANJERAS, y sin embargo, esos países, algunos nada amigables con Estados Unidos, NO pagan NADA por la educación de sus estudiantes, ni tienen la intención de hacerlo?", escribió el presidente Trump en su plataforma Truth Social.
Esta declaración llega justo después de que la administración Trump intentara bloquear la capacidad de Harvard para admitir estudiantes extranjeros, una medida que, por ahora, ha sido frenada temporalmente por un tribunal federal. Es importante recordar que los estudiantes internacionales suelen cubrir el costo total de su matrícula y representan una fuente significativa de ingresos para la universidad.
El presidente no se anduvo con rodeos y fue directo al grano: "¡Nadie nos dijo eso! Queremos saber quiénes son esos estudiantes extranjeros, una petición razonable ya que le damos a Harvard MILES DE MILLONES DE DÓLARES, pero Harvard no es exactamente comunicativa. Queremos esos nombres y países".
Según la propia universidad, para el año académico 2024-2025, Harvard cuenta con 6,793 estudiantes internacionales, lo que equivale a un 27.2 por ciento de su alumnado total. Ni la Casa Blanca ni Harvard han respondido a las solicitudes de comentarios sobre este tema.
Esta no es la primera vez que la administración Trump y Harvard chocan. Desde marzo, han estado en una constante pugna, después de que un grupo de trabajo de la administración para combatir el antisemitismo anunciara que revisaría los fondos federales de la escuela. Esta acción forma parte de una "guerra" más amplia del Partido Republicano contra las universidades de élite, a las que acusan de no hacer lo suficiente para combatir el antisemitismo en sus campus. De hecho, la administración ha congelado casi 2.7 mil millones de dólares en subvenciones federales a la universidad desde marzo, bloqueando más recientemente 450 millones de dólares en subvenciones a principios de este mes.
Los críticos de la administración ven en este esfuerzo una táctica para erradicar la ideología de izquierda de la educación superior.
El jueves, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, revocó la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP) de Harvard, un programa esencial que permite a la universidad inscribir estudiantes extranjeros no inmigrantes. El presidente Trump justificó esta decisión argumentando que algunos de los estudiantes necesitaban "matemáticas de repaso".
"Los estudiantes no pueden sumar dos más dos, y van a Harvard... ahora, esperen un minuto. Entonces, ¿por qué los admitirían?", dijo, refiriéndose a un nuevo curso introductorio de matemáticas en Harvard.
Esta revocación de la certificación SEVP se produjo después de que Harvard se negara a cumplir con una solicitud de registros de Noem el mes pasado, que exigía los nombres de los titulares de visas de estudiantes, sus planes de estudio y si alguno había estado involucrado en actividades ilegales. La universidad, en una carta del 30 de abril, afirmó que proporcionaría la información "requerida por ley", pero que buscaba mantener su estatus en el SEVP.
Meredith Weenick, vicepresidenta ejecutiva de Harvard, defendió la diversidad de la institución: "Nuestros miles de estudiantes internacionales, que provienen de más de 140 países, enriquecen inmensurablemente la comunidad universitaria —y esta nación— con su presencia y contribuciones".
La universidad criticó la decisión de Noem la semana pasada, declarando que "esta acción de represalia amenaza con causar un daño grave a la comunidad de Harvard y a nuestro país, y socava la misión académica y de investigación de Harvard".
Un tribunal federal emitió una orden de restricción temporal para bloquear la revocación de la certificación de Noem el viernes, después de que Harvard demandara para detener la medida "arbitraria, caprichosa, ilegal e inconstitucional" de la administración. Previamente, Harvard ya había demandado a la administración Trump el mes pasado por lo que consideró un "aluvión de ataques" contra la universidad, alegando que violaban los derechos de la Primera Enmienda de la institución.
Conclusión
Esta disputa entre el presidente Donald Trump y Harvard es un claro ejemplo de las tensiones actuales entre el gobierno y las instituciones académicas de élite. Más allá de la cuestión de los fondos y los estudiantes internacionales, subyace un debate profundo sobre la autonomía universitaria, la libertad académica y el papel de la educación superior en la sociedad. La resolución de este conflicto no solo afectará a Harvard, sino que podría sentar un precedente importante para el futuro de las relaciones entre el gobierno y las universidades en Estados Unidos.
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