Inflación en la zona euro baja, reforzando expectativas de recortes de tasas del BCE




La inflación en la zona euro disminuyó ligeramente en febrero, aunque un poco menos de lo esperado, mientras que su componente más observado también registró una caída. Esto refuerza las expectativas de un nuevo recorte de tasas por parte del Banco Central Europeo (BCE) este jueves y consolida las apuestas por una mayor flexibilización monetaria en los próximos meses.


La inflación de precios al consumidor en los 20 países que comparten el euro se desaceleró a 2.4% en febrero, desde 2.5% en enero, según datos de Eurostat publicados este lunes. Aunque la cifra superó ligeramente las expectativas de 2.3%, se acerca un paso más al objetivo del BCE del 2%.


Excluyendo los precios volátiles de alimentos y combustibles, la inflación "subyacente", una medida clave, también bajó a 2.6% desde 2.5%. Este descenso se debe en parte a que la inflación de servicios, una preocupación constante durante el último año, finalmente comenzó a disminuir, posiblemente saliendo de un rango persistentemente alto.


La principal sorpresa al alza provino de los precios de los alimentos no procesados, cuya inflación se duplicó con creces, alcanzando un 3.1%.


El BCE ya ha recortado las tasas de interés cinco veces desde junio del año pasado en respuesta a la rápida desaceleración de la inflación. Se espera que el banco continúe con esta política, ya que la necesidad de impulsar el débil crecimiento económico comienza a superar las preocupaciones sobre un aumento excesivo de los precios.


La economía de la zona euro ha estado prácticamente estancada durante gran parte de los últimos dos años, y hay pocas señales de que la tan esperada recuperación esté comenzando a materializarse.


La industria está en recesión, y una escalada de tensiones comerciales con Estados Unidos está disuadiendo a las empresas de invertir. Mientras tanto, los hogares, que cuentan con amplios ahorros financieros, están reduciendo sus gastos, perdiendo confianza debido a las constantes noticias negativas sobre comercio, recesión y el conflicto en Ucrania.


Estos factores sugieren que el BCE recortará su pronóstico de crecimiento para 2025 por cuarto trimestre consecutivo este jueves, ya que los riesgos de crecimiento negativo continúan materializándose y las predicciones de un auge en el consumo han sido desmentidas una y otra vez.


El débil panorama justificaría más recortes de tasas para estimular la economía. Sin embargo, algunos responsables políticos siguen expresando preocupación de que la inflación de servicios, un componente clave de la inflación doméstica, siga siendo demasiado alta y podría perpetuar el crecimiento de los precios si el BCE afloja las medidas demasiado pronto.


Aliviando en parte estos temores, la inflación de servicios, el componente más grande de la canasta de precios al consumidor, bajó a 3.7% desde 3.9% el mes pasado, después de mantenerse cerca del 4% durante gran parte del último año.


Es probable que se produzca una mayor caída, ya que el crecimiento salarial finalmente se está desacelerando y la mayoría de los acuerdos salariales entre empresas y sindicatos apuntan a aumentos moderados, lo que sería consistente con el objetivo de inflación del BCE.


El BCE se reunirá este jueves, y un recorte de tasas al 2.5% ya se considera un hecho, incluso antes de la publicación de los datos de inflación de febrero.


Los mercados anticipan entre dos y tres recortes adicionales este año, lo que llevaría la tasa de depósito del BCE a 2% o 1.75% en diciembre, el extremo inferior de las estimaciones para la llamada tasa neutral, que no frena ni estimula el crecimiento.


Sin embargo, los economistas argumentan que los riesgos apuntan a una tasa aún más baja, ya que la inflación ya no es una preocupación real y la zona euro enfrenta más dificultades económicas debido a una guerra comercial con Estados Unidos, la disminución de la confianza y los altos costos de energía.

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