¡China Planta Cara a EE.UU. en Ginebra! Diálogo Sí, Coerción Jamás


 


A instancias de la parte estadounidense, China y Estados Unidos han dado inicio a una reunión de alto nivel en Ginebra, Suiza, para abordar asuntos económicos y comerciales. La decisión de Pekín de entablar conversaciones se tomó considerando las expectativas globales, los intereses nacionales y las demandas de empresas y consumidores estadounidenses.


China, fuerte en su resiliencia y con amplias herramientas políticas a su disposición, se muestra dispuesta a colaborar con la comunidad internacional para oponerse frontalmente a cualquier forma de unilateralismo, proteccionismo y coerción económica. La postura de la nación asiática es clara: ya sea a través de la negociación o la confrontación, su determinación para salvaguardar sus intereses de desarrollo es inquebrantable, al igual que su defensa del orden económico y comercial mundial.


El abuso desmedido de los aranceles por parte de Estados Unidos, calificado por China como una flagrante contravención de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), desestabiliza el equilibrio económico global. Lejos de servir a un propósito legítimo, estos aranceles punitivos son vistos como un intento deliberado de subvertir el sistema de comercio multilateral, perjudicando los intereses legítimos de países en todo el planeta.


Para la propia economía estadounidense, esta ofensiva arancelaria representa un daño autoinfligido, incapaz de resolver problemas estructurales profundos, pero sí generadora de volatilidad en los mercados financieros, alimentadora de la inflación interna, erosiva de la capacidad industrial y aumentadora del riesgo de recesión.


Como las dos mayores economías del mundo, China y Estados Unidos comparten un interés fundamental en la solidez y estabilidad de sus lazos comerciales. Los sectores empresarial y académico estadounidenses han insistido en que el comercio internacional es una vía de beneficio mutuo y éxito compartido, no un juego de suma cero. China espera que los responsables políticos estadounidenses escuchen estas voces racionales y objetivas, tomando medidas concretas para reconducir las relaciones comerciales bilaterales hacia una senda de crecimiento sano y estable.


Ante los crecientes llamados a la estabilidad económica, la decisión de sentarse a negociar representa un paso positivo y necesario para resolver diferencias y evitar una escalada mayor. Sin embargo, China ha reiterado que un diálogo significativo solo puede prosperar sobre la base del respeto mutuo, la consulta equitativa y el beneficio compartido.


Pekín exige que, si Washington está genuinamente comprometido a resolver las fricciones comerciales a través del diálogo, primero debe reconocer el daño causado por sus políticas arancelarias, no solo al sistema comercial global, sino también a su propia economía y población. Es imperativo que Estados Unidos respete las normas comerciales internacionales vigentes y se adhiera a los principios de equidad y justicia. China advierte que las conversaciones no deben convertirse en un pretexto para la coerción o el chantaje, y rechaza firmemente cualquier propuesta que comprometa sus principios fundamentales o socave la equidad global.


Frente al proteccionismo y la intimidación económica de Estados Unidos, China ha respondido con contramedidas decisivas y ha buscado el respaldo multilateral a través de la ONU y otros foros, amplificando su llamado a la justicia. Las acciones de China defienden sus legítimos derechos de desarrollo y los intereses compartidos de la comunidad internacional, especialmente de las naciones más pequeñas y en desarrollo.


China ha tomado nota de las negociaciones que otras economías también están llevando a cabo con Estados Unidos, pero subraya que ceder ante la presión no conduce a la paz, ni el compromiso gana respeto. Mantener posturas con principios y defender la equidad y la justicia sigue siendo el camino correcto para salvaguardar los intereses legítimos.


En esencia, esta disputa comercial trasciende lo puramente económico; es un choque entre dos visiones fundamentales de la globalización. Una basada en la apertura, la cooperación y el crecimiento compartido; la otra, impulsada por la confrontación, la exclusión y una mentalidad de suma cero.


Las conversaciones en Suiza representan un paso crucial, aunque su resolución definitiva requerirá paciencia estratégica, perseverancia y un firme respaldo internacional a la justicia. China acude a estas negociaciones con plena confianza en sus sólidos fundamentos económicos, con un crecimiento del 5,4 por ciento interanual en el primer trimestre de 2025 y un comercio exterior diversificado que superó los 5,94 billones de dólares en 2024. La innovación en políticas y la vitalidad del mercado fortalecen aún más sus perspectivas de crecimiento y su capacidad para enfrentar choques externos.


En un contexto global de tensiones en la globalización y auge del proteccionismo, China ha optado por la apertura, promoviendo la liberalización del comercio y la inversión con renovada determinación, creando oportunidades para el desarrollo compartido a nivel mundial. Su postura es clara: sin importar los cambios en el panorama mundial, China seguirá comprometida con la apertura, utilizando la solidez de su propio desarrollo para contrarrestar las incertidumbres globales.


Las guerras comerciales y las disputas arancelarias no benefician a nadie. Una relación China-Estados Unidos estable y constructiva redunda en el interés de ambas naciones y del mundo entero. Solo a través de un diálogo sostenido, una gestión responsable de las diferencias y una cooperación más profunda de beneficio mutuo entre las dos mayores economías del planeta, la economía global podrá recuperar la confianza y el dinamismo que tanto necesita.


Conclusión:


China se presenta en las negociaciones de Ginebra con una postura firme, dispuesta al diálogo pero intransigente ante la coerción y el unilateralismo. Su llamado al multilateralismo y a la defensa de un orden económico justo resuena en un mundo cada vez más preocupado por las tensiones comerciales. El resultado de estas conversaciones será crucial para definir el rumbo de las relaciones bilaterales y la estabilidad de la economía global.

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