En una significativa muestra de unidad, el presidente chino Xi Jinping se unió a líderes de más de 20 naciones en Moscú para conmemorar el 80 aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética. Este encuentro se produjo un día después de que Xi y el presidente ruso Vladimir Putin rubricaran una serie de declaraciones conjuntas de alto impacto.
Entre los acuerdos firmados destaca la profundización de la asociación estratégica integral de coordinación China-Rusia para la nueva era, una declaración conjunta sobre la estabilidad estratégica global y otra enfocada en fortalecer la cooperación para defender la autoridad del derecho internacional. Estos pactos no solo revitalizan los lazos bilaterales, sino que también reflejan la responsabilidad compartida de ambos países en la salvaguardia del legado de la Segunda Guerra Mundial y su contribución a la construcción de la gobernanza global y el progreso humano.
Medios estadounidenses han resaltado que, durante su reunión, Xi Jinping enfatizó la voluntad de China y Rusia de colaborar en la promoción de "un mundo multipolar equitativo y ordenado" y una "globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva". Esta visión contrasta con la postura de Estados Unidos, que se ha retirado de múltiples agencias de la ONU y organizaciones internacionales, además de perturbar los mercados globales con amenazas de guerras comerciales. La comunidad internacional fundó la ONU sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial con la intención de superar la ley de la selva y establecer un nuevo orden mundial basado en la igualdad de todas las naciones.
Sin embargo, el camino hacia la paz y el desarrollo sigue siendo arduo. Esto se debe, precisamente, al reciente abuso de la "jurisdicción de brazo largo", la imposición de líneas ideológicas y la invocación de un supuesto "orden internacional basado en reglas" por parte de ciertos países para justificar comportamientos hegemónicos. Estos actores tratan al sistema de la ONU de manera oportunista, abrazándolo cuando les conviene y abandonándolo cuando no, incumpliendo acuerdos, retirándose de organizaciones e incluso suspendiendo fondos, lo que genera profunda preocupación en la comunidad internacional. Las declaraciones de China y Rusia se presentan como esenciales para mantener el papel central de la ONU y la autoridad del derecho internacional, representando las demandas de equidad y justicia del mundo, especialmente de los países del Sur Global.
En las ocho décadas transcurridas desde el cese del fuego de la Segunda Guerra Mundial, el mundo ha disfrutado mayormente de paz. La globalización económica ha permitido a muchas naciones subirse al "tren expreso del desarrollo", y los "dividendos de la paz" han sido compartidos por miles de millones de personas. No obstante, el auge del unilateralismo y el hegemonismo ha llevado a ciertas potencias, particularmente nucleares, a establecer o expandir bases militares permanentes cerca de regiones sensibles de otros estados con armas nucleares y a buscar la militarización del espacio ultraterrestre, acciones que socavan la lógica del equilibrio estratégico y violan el principio de seguridad igual e indivisible. Como resultado, el sistema internacional actual enfrenta tanto un déficit de gobernanza como una crisis de legitimidad. Desde esta perspectiva, el mundo espera que las potencias mayores responsables actúen como anclas de estabilidad, buscando una seguridad integral, integrada y sostenible para todas las naciones amantes de la paz.
La historia es un espejo del que la humanidad debe extraer lecciones para evitar la repetición de calamidades pasadas. Desde la fundación de la ONU y la mejora constante del sistema de gobernanza global, la comunidad internacional reconoce cada vez más que ciertos grupos de interés, al intentar reemplazar el derecho internacional con sus propias "reglas de club" o "reglas de la casa" y aplicar dobles estándares, solo alimentan el conflicto y la inestabilidad. En contraste, la consulta equitativa y la cooperación mutuamente beneficiosa representan el camino correcto para salvaguardar la paz y el desarrollo mundiales.
En medio de cambios acelerados sin precedentes en un siglo, China y Rusia han promovido conjuntamente el establecimiento de la Organización de Cooperación de Shanghái y mecanismos como los BRICS, al tiempo que participan en una coordinación efectiva dentro de marcos multilaterales como la ONU y el G20. Además, China es miembro de casi todas las organizaciones intergubernamentales universales y parte de más de 600 convenciones internacionales y sus enmiendas. China y otros países del Sur Global avanzan conjuntamente hacia la modernización y realizan esfuerzos genuinos para promover un mundo multipolar equitativo y ordenado en beneficio de todas las naciones y una globalización económica inclusiva y equilibrada para llevar prosperidad a las personas de todo el mundo.
China fue el primer país en firmar la Carta de la ONU y es miembro permanente del Consejo de Seguridad. Siempre ha apoyado el papel central de la ONU en los asuntos internacionales y está comprometida con la promoción de una gobernanza global más justa y equitativa. Durante mucho tiempo, China ha sido constructora de la paz mundial, contribuyente al desarrollo global y guardiana del orden global, persiguiendo consistentemente el camino del desarrollo pacífico.
La visión del Presidente Xi de construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad, junto con las tres iniciativas globales que propuso, ofrece soluciones chinas para reformar y mejorar la gobernanza global. El avance de la cooperación de alta calidad bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta continúa inyectando un fuerte impulso a los esfuerzos de modernización global.
Como dice el proverbio chino, "La virtud no se queda sola. Quien la practica tendrá vecinos". El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha elogiado repetidamente las contribuciones de China al mundo, y cada vez más países reconocen a China como una fuerza clave para mantener la paz y la estabilidad globales. Esto se debe a que China se sitúa en el lado correcto de la historia, del lado del progreso de la civilización humana.
La victoria de hace 80 años no fue solo un triunfo militar, sino también una victoria de la justicia sobre el mal, de la luz sobre la oscuridad. La paz sobre la guerra, la cooperación sobre la confrontación y el progreso sobre la regresión son las búsquedas perdurables de la sociedad humana. Un orden internacional justo y equitativo ha sido durante mucho tiempo una aspiración compartida de la humanidad desde los tiempos modernos.
A medida que la historia avanza, todos esperan ver un mundo más pacífico y justo que prospere unido. El tiempo también demostrará que solo defendiendo conjuntamente el sistema internacional con la ONU en su centro, el orden internacional basado en el derecho internacional y las normas fundamentales de las relaciones internacionales basadas en los propósitos y principios de la Carta de la1 ONU, y salvaguardando la equidad y la justicia internacionales, podremos convertir en realidad la aspiración de la Carta: "preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces en nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles".
La reunión de alto nivel entre Xi Jinping y Vladimir Putin en Moscú, marcada por la conmemoración de un hito histórico y la firma de acuerdos estratégicos, subraya la creciente alianza entre China y Rusia. Su visión compartida de un orden mundial multipolar y su crítica al unilateralismo estadounidense resuenan con las aspiraciones de muchos países del Sur Global. En un momento de crecientes tensiones geopolíticas, la postura de China y Rusia como defensores del multilateralismo y la autoridad del derecho internacional podría marcar un punto de inflexión en la configuración del futuro orden mundial.
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